jueves, 18 de abril de 2013

Los tatuajes. Su motivación psicológica.


¿Qué hay detrás de los tatuajes? Su motivación psicológica. 

Significado de la palabra tatuaje

En el cuerpo se expresan las emociones,  por ejemplo cuando una persona siente vergüenza su piel se sonroja, y cuando está nerviosa su piel transpira. Así como la piel nos delata  escenificando lo que sentimos en un lenguaje  no verbal, los tatuajes son marcas, e incluso expresiones artísticas, que intentan poner en evidencia a través del cuerpo, aquello que no puede ser expresado en palabras, o simplemente que las palabras no alcanzan para expresarlo. El tatuaje es entendido como marca o sello que imprime aquello difícil en poner en palabras.  Las cicatrices al igual que los tatuajes son marcas. Son preguntas frecuentes ante cicatrices notorias: ¿Qué te pasó? y ¿Cómo te hiciste esa cicatriz? Las respuestas   explican una historia detrás de esa marca, ya sea un accidente o una operación médica. 

Tatuarse es una forma de tramitar aquello difícil de elaborar psicológicamente. Recordemos que el mecanismo de tatuarse implica agredir la piel, provocar pequeñas lesiones para permitir que penetre la tinta. Esto no es sin dolor físico. Se intentaría calmar un dolor psíquico, angustia, a través del dolor físico.  Recordemos el refrán popular: “la letra por la sangre entra”.  Para tramitar el dolor por la muerte de un ser querido y transitar el duelo, hay quienes se tatúan la imagen del ser fallecido.

Historia y Actualidad

Es conocido que desde tiempos remotos pertenecer a una tribu implicaba compartir el mismo ritual, y estar marcados por un sello, como signo compartido por el resto de los integrantes,  como  rasgo distintivo de ese grupo.  En ese sentido se considera al tatuaje un rasgo que confiere identidad, que marca pertenencia a un grupo, o tribu. Recordemos que los marineros se caracterizaban por tatuarse en sus brazos un ancla o un  timón, propios de su oficio, e incluso símbolos que representaban los distintos lugares geográficos a los que accedían en sus viajes. Generalmente  los marineros, no tenían familia, justamente por sus largos viajes. Se decía que no tenían nacionalidad, y un amor en cada puerto. Entonces el tatuaje, como sello que fija, marca un anclaje, ante tanto vaivén, y devenir de un lugar a otro. En este caso les confiere identidad como pertenencia a un grupo.  Hay grupos de jóvenes que eligen para tatuarse un signo que los represente, como modo de hermanar su amistad.  Por ejemplo, el caso de un grupo de amigas que se tatuaron un corazón pequeño  como modo de perpetuar su amistad.

En la actualidad encontramos las llamadas tribus urbanas,  que diferencian  a los jóvenes por sus diferentes preferencias musicales y tendencias. Así como el modo de vestirse los caracteriza también los tatuajes son entendidos como ropaje que cubre el cuerpo, lo agiorna  y actúa como accesorio, o adorno.  El tatuaje cual marca tribal identifica a una etnia determinada y es un signo de integración grupal.

Si bien es cierto que vivimos en la época del zapping cultural, y efímero,  que se caracteriza por los sentimientos light y transitorios, los jóvenes como modo de sortear los vaivenes de su época, intentan inmortalizar algo, que perdure para siempre, que sea eterno, y que los caracterice y distinga. En este sentido el tatuaje es entendido como marca que identifica, perdura y se perpetúa en el tiempo.  El tatuajes es un anclaje a la realidad, es decir, “todo pasa, pero esta marca quedará”.  Hay quienes se tatúan los nombres de sus hijos simbolizando una relación perpetua. Recordemos  la importancia de los tatuajes, como marcas impresas en el cuerpo, al momento de identificar en la morgue a personas fallecidas no identificadas. 

Según Marco Polo el respeto a una persona se medía por la cantidad de tatuajes que tuviera. El tatuaje se considera un proceso doloroso que la mayoría de las veces se usaba para demostrar valentía o confirmar la madurez.  Hoy en día muchos jóvenes se tatúan sin el permiso de sus padres, como modo de expresar rebeldía e independencia. Incluso se tatúan una vez finalizados sus estudios secundarios, como modo de expresar que han alcanzado la madurez, aunque se diste de obtenerla.  Pensemos: ¿por qué será que los jóvenes ven necesario tatuarse, mostrando cuál trofeo alcanzado un sello, que remarque su paso a la adultez? Me hace acordar esto al cuento popular del sastrecillo valiente, que marcó sobre su cinturón: “yo maté a siete”, de este modo se ganó fama de valiente en todo el pueblo.  Sin haber aclarado que había matado a siete moscas, y no a siete gigantes, como creyeron por un malentendido.  Tatuarse una vez que han finalizado sus estudios secundarios significaría sellar la culminación de una etapa, y el inicio de otra. Pensemos en la similitud con los rituales de iniciación de las tribus primitivas, que marcan el paso de la niñez a la adultez.

El tatuaje se usaba también como castigo, y se aplicaba a los esclavos y criminales para identificarlos, y como modo discriminatorio.  En la actualidad los productores ganaderos, sellan su ganado con una marca que los identifique como parte de su propiedad. Hay tatuajes tumberos, propios de aquellos que se tatúan en prisión, y que algunos adolescentes eligen para demostrar su agresividad, y qué tan rudos y fuertes son ante la sociedad, expresando así que ya no son niños frágiles ni débiles. Quizás como modo de sobrevivir ante su grupo de pares, con características vandálicas, y ganarse el respeto de aquellos a los que se teme.  Podemos pensar en este caso en tatuajes al modo de objeto contrafóbico. Hay quienes se tatúan animales a los que les temen, por ejemplo arañas.

El tatuaje era una práctica común entre los nativos de América Central, que se tatuaban en sus cuerpos imágenes de dioses.  Se asociaba el tatuaje con prácticas religiosas y mágicas. Se consideraba que era una marca simbólica que permitía que el alma superara los obstáculos en su camino a la muerte.  Está de moda entre los jóvenes tatuarse el ojo de Osiris en la espalda, para protección contra los enemigos, y el signo del Yin y el Yan para alcanzar el equilibrio que necesitan en sus vidas. Hay quienes se tatúan imágenes representativas del horóscopo demostrando su identificación.  Incluso quienes practican artes marciales se tatúan animales relacionados con la mitología de esas prácticas milenarias para apropiarse de sus características, incluso mágicas, por ejemplo al imprimirse un dragón.  De este modo el tatuaje cumple la función de amuleto que brinda protección a quien lo tiene.

Los tatuajes también encierran un simbolismo erótico sexual. Las prostitutas árabes se tatuaban flores en los brazos para atraer a sus clientes. El objetivo era  usar los tatuajes como afrodisíaco y resaltar los atributos sexuales para seducir y atraer.

Más allá del simbolismo que encierra cada dibujo que se imprime sobre la piel, las motivaciones para tatuarse pueden tener una intención dual. 

Algunos intentan diferenciarse de los demás: con una marca única y propia que lo distingue de los demás. Entonces, tras meditar largo tiempo, diseñan ellos mismos el modelo,  o eligen un diseño convencional pero lo modifican con el fin de plasmarle su sello personal.  Pueden elegir estrellas, pero  se tatúan la cantidad que representa a  sus hijos o mejores amigos, y le agregan las iniciales de los nombre, lo que le confiere exclusividad, lo convierte en único y los distingue del resto.

Por otra parte, otras personas se hacen tatuajes para identificarse con los demás. En un grupo donde todos están tatuados, tatuarse significa pertenecer al grupo. Hay quienes se quieren hacer un tatuaje y no saben qué diseño elegir. Es notorio observar en los locales de tatoos personas  que miran detenidamente varios folletos de gráficos y les cuesta elegir el modelo. Al consultar al respecto,  no se tarda en descubrir que quieren marcar, sellar o recordar una situación, un tiempo personal por el que están transitando, independientemente del diseño del dibujo y pueden quizás elegir un dibujo que está de moda, sin pensar en el significado del modelo. Aunque todo dibujo posee un significado inconsciente para quien se lo tatúa. No es lo mismo tatuarse una calavera que una inocente mariposa.

Cada acto de imprimir un tatuaje implica una motivación personal que pone en evidencia un deseo consciente por el sujeto o ignorado por él, es decir que el sujeto no lo tiene presente, y queda dentro del plano inconsciente. Pero más allá de ello, hay un significado, un simbolismo, que resultará interesante descifrar. ¿Tienes algún ejemplo para compartir?